Autor: Acción Ecológica
La Unión Europea ha impulsado desde hace algunos años una serie de llamados Acuerdos de Asociación (AdA) con diferentes bloques y países de América Latina. Entre estos están Centroamérica, México, Chile, Brasil, Perú, Colombia, y ahora Ecuador. El Tratado de Libre Comercio (TLC) de la Unión Europea con los países del área andina viene acompañado de dos componentes adicionales al comercio, el diálogo político y la cooperación, insertados para maquillar un acuerdo que tiene como pretensiones principales: abrir espacios para las inversiones europeas, nuevos mercados para su subsidiada agroindustria, un mayor y fácil acceso a recursos naturales, inversión en la construcción de infraestructura, provisión de bienes y servicios –incluidos los servicios ambientales-, y más lucro a través de la aplicación de derechos de propiedad sobre muchos productos agrícolas o tecnológicos. Por su parte, los principales beneficiarios de este acuerdo en nuestros países serán el sector importador, el bananero, floricultor, camaronero, atunero y de frutas de exportación. Un reciente estudio, publicado por Heiffer, sobre el impacto del llamado Acuerdo Comercial Multipartes Ecuador-Unión Europea en el agro ecuatoriano, señala varios problemas con la firma de este TLC. Una serie de problemas están asociados a la violación de diversos artículos de la Constitución del Ecuador. Entre estos artículos están: aquel que pone marco al tipo de relaciones económicas y comerciales internacionales (Art. 416.12), el de la prohibición de firmar tratados que cedan jurisdicción soberana a instancias de arbitrajes internacionales (Art. 422), aquel sobre medidas de protección al sector agroalimentario y pesquero y el fortalecimiento de la soberanía alimentaria (Art. 281.2), la priorización de compras públicas a los productos y servicios nacionales (Art. 288), la protección de la producción nacional y evitar el monopolio (Art. 335), el fortalecimiento de mercados internos (Art. 304), garantizar el goce de derechos (Art. 3, 318), entre otros. Además nuestra Carta Magna claramente señala que “el Estado no se comprometerá en convenios o acuerdos de cooperación que incluya cláusulas que menoscaben la conservación y manejo sustentable de la biodiversidad, la salud humana y los derechos colectivos y de la naturaleza”, y añade que “La aplicación de los instrumentos comerciales internacionales no menoscabará, directa e indirectamente, el derecho a la salud, el acceso a medicamentos, insumos, servicios, ni los avances científicos y tecnológicos” (Art. 403 y 421). El mencionado estudio concluye que el TLC con la Unión Europea estaría contradiciendo estos artículos lo que significa claras violaciones a los derechos humanos, colectivos y de la naturaleza, de todos los ecuatorianos y ecuatorianas, particularmente de los pueblos indígenas, campesinos, pescadores artesanales, que podrían perder sus culturas, sus formas de vida y de supervivencia, al verse sumergidos en la lógica del extractivismo y el libre comercio. Pero los problemas al TLC con la Unión Europea no se limitan a las violaciones a la Constitución del Ecuador, sino que permitirá que las grandes empresas europeas como por ejemplo las españolas Telefónica, Repsol, o pesquera Isabel, presentes en el país, se enriquezcan aún más. Mientras en España la sociedad civil de izquierda y ecologista se manifiesta contra la monarquía y la recesión, en nuestro país se planea una reelección indefinida del presidente Rafael Correa y una firma de un TLC que hará más ricos a las empresas transnacionales españolas –y europeas- y más pobres a los pobres del Ecuador. Los movimientos que luchan en España, y otros países de Europa, contra las políticas de sus gobiernos, debieran también manifestarse en contra de un TLC entre Europa y Ecuador. Los gobiernos y capitales de una Europa en crisis y recesión económica, esperan superarla a través de medidas de austeridad interna en desmedro de los derechos sociales en sus países, pero también con la búsqueda de nuevas inversiones, mercancías y mercados, fuera de sus espacios territoriales, al más puro estilo neocolonial. En este nuevo 5 de junio, Día del Ambiente, debemos denunciar los Tratados de Libre Comercio, como el de la Unión Europea con el Ecuador, pues son atentatorios a los derechos humanos y provocan destrucción ambiental. Más información: - Para una copia del estudio de Heiffer solicitar a [email protected] - ecuadordecidenotlc.blogspot.com - https://www.youtube.com/watch?v=YjtwJLikZf0
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Autor: Acción Ecológica
Para muchos, la principal motivación del gobierno del Ecuador para firmar un acuerdo comercial tipo TLC con la UE es conseguir que baje el arancel del banano a su ingreso en el mercado europeo. En la sabatina del sábado 12 de julio se reconoció que existe presión en este sentido. Es necesario entonces, conocer más sobre el funcionamiento del negocio bananero en nuestro país. La producción de banano en el Ecuador se asienta en unas 200 mil hectáreas, de las cuales el 36% corresponden a unidades productivas pequeñas que representan al 80% de los productores de banano. Mientras, los medianos y grandes productores, que son el 20% restante, controlan el 64% del área sembrada con esta fruta. Es decir, existe una concentración de la tierra en manos de los mayores productores de banano, algunos de los cuales controlan, además, la exportación (1). La concentración de la tierra va de la mano con la concentración del agua. Un informe del Foro de Recursos Hídricos advierte que sólo excepcionalmente se encuentran plantaciones de banano sin agua de riego, lo cual es ilegal, en por lo menos cinco veces la cantidad de agua que sí cuenta con una autorización. (2) El economista ecológico Joan Martínez Alier alerta sobre el hecho de que en las exportaciones de banano también se está exportando potasio y agua, elementos sustanciales de la fertilidad del suelo que no regresan al campo. Este empobrecimiento de nuestras tierras como consecuencia de enviar potasio y agua a los consumidores que consumen ese banano en el mercado global, es parte de un comercio ecológicamente injusto. Además de la concentración de la tierra y del agua, otros problemas tienen que ver con que los pequeños y medianos productores están atados a los grandes productores/exportadores no sólo para la venta del banano sino porque ellos controlan el negocio de la fumigación contra la sigatoka negra, la verificación de calidad, la venta de plásticos para protección y embalaje, la venta del cartón, a más de la importación y distribución de plaguicidas, fertilizantes y otros insumos. (3) Si se quiere apoyar a los pequeños productores de banano se debería construir con ellos una política orientada a apoyar su transición hacia la agroecología, la forma más cierta de construir soberanía alimentaria, autonomía y dignidad campesina. También hay que tomar en cuenta las deplorables condiciones laborales en las plantaciones, tantas veces denunciadas; y la situación de salud que atraviesan las poblaciones afectadas por las fumigaciones aéreas: el porcentaje de abortos es más alto y con tendencia creciente, si se compara con zonas no afectadas por esta contaminación; en cuanto al número de niños nacidos con malformaciones también es mayor, 26 por cada mil en zonas afectadas por fumigaciones, frente a 2 en otras zonas. (4) ...En nombre del libre comercio, ¿todo vale? NOTAS: 1. Darío Cepeda. Cuando las manos hacen el racimo: condiciones de producción y trabajo del banano en el Ecuador. En: ¿Agroindustria y Soberanía Alimentaria? Hacia una ley de Agroindustria y Empleo Rural. SIPAE. 2011 2. Foro de Recursos Hídricos. El despojo del agua y la necesidad de una transformación urgente. 2008 3. Heifer. Acuerdo Comercial Multipartes Ecuador-Unión Europea: negociación de un TLC encubierto. 2014 4. Adolfo Maldonado y Ana María Martínez. Impacto de las fumigaciones aéreas en las bananeras de Las Ramas-Salitre-Guayas. 2007 El banano es el principal producto de exportación desde el Ecuador a la Unión Europea, el mismo que ingresa a ese mercado con altísimos aranceles. |
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